
Trastorno Bipolar

El trastorno bipolar, antes conocido como enfermedad maníaco-depresiva, es una enfermedad mental compleja caracterizada por cambios drásticos en el estado de ánimo y los niveles de energía. Se podría comparar con una montaña rusa emocional en la que los altibajos emocionales van de bajones aplastantes que alteran todos los aspectos de la vida, a episodios extremadamente eufóricos que pueden poner en riesgo la integridad o la salud.
El trastorno bipolar se manifiesta de dos formas principales: bipolar I y bipolar II.
- El trastorno bipolar I se caracteriza por distintos episodios de manía, en los cuales persiste un estado de ánimo anormalmente elevado, pensamientos acelerados y un aumento de la energía. Estos episodios pueden ser destructivos y dar lugar a decisiones impulsivas, comportamientos temerarios y un sentido distorsionado de la realidad. Los momentos más bajos del trastorno bipolar I, conocidos como episodios depresivos, reflejan el trastorno depresivo mayor, con sentimientos de desesperanza, inutilidad e ideación suicida.
- El trastorno bipolar II experimenta episodios hipomaníacos más leves con cambios de humor menos graves, pero los episodios depresivos siguen siendo significativos.
- El trastorno bipolar I se caracteriza por distintos episodios de manía, en los cuales persiste un estado de ánimo anormalmente elevado, pensamientos acelerados y un aumento de la energía. Estos episodios pueden ser destructivos y dar lugar a decisiones impulsivas, comportamientos temerarios y un sentido distorsionado de la realidad. Los momentos más bajos del trastorno bipolar I, conocidos como episodios depresivos, reflejan el trastorno depresivo mayor, con sentimientos de desesperanza, inutilidad e ideación suicida.
- El trastorno bipolar II experimenta episodios hipomaníacos más leves con cambios de humor menos graves, pero los episodios depresivos siguen siendo significativos.
La causa exacta del trastorno bipolar se desconoce puntualmente. Sin embargo, se cree que la predisposición genética desempeña un papel importante, con un mayor riesgo para las personas con antecedentes familiares de la enfermedad. La química cerebral también parece estar implicada, con desequilibrios en neurotransmisores como la dopamina y la serotonina que pueden contribuir a las fluctuaciones del estado de ánimo. Factores ambientales como el estrés, los traumas y el abuso de sustancias también pueden actuar como desencadenantes, alterando el delicado equilibrio de un cerebro vulnerable.
El tratamiento del trastorno bipolar está orientado a controlar los cambios de humor y prevenir futuros episodios. Los medicamentos estabilizadores del estado de ánimo, como el litio, regulan los neurotransmisores y evitan los altibajos extremos. Para tratar los episodios depresivos pueden utilizarse antidepresivos. La terapia también es recomendable, ya que a través de ésta se otorgan al paciente mecanismos para afrontar los vaivenes emocionales, técnicas para el manejo del estrés y la creación de un sistema de apoyo.
Sólo un médico especialista puede diagnosticar y dar tratamiento al trastorno bipolar.