
Vejiga hiperactiva y Botox ®

La vejiga hiperactiva es una condición que afecta a muchas personas, especialmente a adultos mayores, aunque también puede presentarse en personas más jóvenes. Se caracteriza por una necesidad urgente y frecuente de orinar, incluso cuando la vejiga no está llena. A veces, esta urgencia puede venir acompañada de incontinencia urinaria, es decir, pérdida involuntaria de orina.
En muchos casos, no se encuentra una causa exacta, pero hay factores que aumentan el riesgo, como el envejecimiento, el daño a los nervios (por ejemplo, por diabetes o enfermedades neurológicas), infecciones urinarias repetidas, o problemas del suelo pélvico. También puede presentarse sin ninguna enfermedad aparente, lo que se conoce como vejiga hiperactiva idiopática.
El diagnóstico de esta afección se basa principalmente en los síntomas que describe el paciente. El médico puede pedir que se lleve un diario miccional, en el que la persona anote cuántas veces va al baño, cuánto orina y si tiene pérdidas de orina. A veces se realizan estudios como análisis de orina, ecografías o pruebas urodinámicas para descartar otras causas, como infecciones o problemas en la próstata.
El tratamiento depende de la intensidad de los síntomas y del impacto que tengan en la calidad de vida. En la mayoría de los casos, se empieza con cambios en el estilo de vida, como evitar bebidas con cafeína o alcohol, reducir el consumo de líquidos antes de dormir, y entrenar la vejiga con horarios para ir al baño. También se recomiendan ejercicios del suelo pélvico (ejercicios de Kegel) y técnicas para controlar la urgencia.
Si estas medidas no son suficientes, el médico puede indicar medicamentos que ayudan a relajar los músculos de la vejiga. Sin embargo, estos medicamentos pueden causar efectos secundarios como sequedad en la boca o estreñimiento. Para quienes no mejoran con estas opciones, existe un tratamiento muy eficaz: la inyección de toxina botulínica tipo A (conocida comúnmente como Botox ®) directamente en la vejiga.
La toxina botulínica actúa bloqueando las señales nerviosas que hacen que la vejiga se contraiga de forma exagerada. El procedimiento se hace en el consultorio o en un hospital con anestesia local o ligera. Los efectos comienzan a sentirse a los pocos días y pueden durar entre 6 y 12 meses. Muchos pacientes experimentan una gran mejora en la urgencia y en la frecuencia urinaria, y reducen notablemente los episodios de incontinencia.
Este tratamiento es seguro y bien tolerado, aunque en algunos casos puede haber dificultad para vaciar la vejiga completamente, por lo que es importante hacerlo bajo la supervisión de un médico especializado en urología.