
Automedicación, qué sí y qué no.

La automedicación es cuando una persona toma medicamentos por su cuenta, sin consultar a un médico o profesional de la salud. Muchas personas buscan sus síntomas en internet y tratan de hacerse un autodiagnóstico e incluso se automedican. Esto puede llevar a conclusiones equivocadas, ya que no todos los síntomas significan lo mismo en cada persona. Además, el conocimiento y la experiencia de un especialista que está evaluando al paciente no puede compararse con lo que una persona puede interpretar por lo que lee en internet.
¿Cuándo sí es correcto automedicarse?
Hay algunos casos en los que la automedicación responsable es aceptada. Por ejemplo, tomar un analgésico común como el paracetamol para aliviar un dolor leve de cabeza o fiebre moderada puede ser seguro, siempre y cuando se respete la dosis indicada en el envase. También es común usar antiácidos para la acidez ocasional o una crema para picaduras de insectos, si ya sabemos cómo usarla. Este tipo de medicamentos se llaman "de venta libre" porque no necesitan receta médica y están pensados para aliviar síntomas leves. Sin embargo, para bebés menores de un año, siempre es recomendable consultar al médico.
¿Cuándo no es correcto automedicarse?
No es correcto automedicarse cuando se trata de enfermedades graves o síntomas que no desaparecen o empeoran con el tiempo. Tampoco es adecuado tomar medicamentos que han sido recetados a otra persona, ya que cada cuerpo es diferente y un medicamento que ayudó a alguien más puede hacer daño a otra persona. Además, nunca se deben tomar antibióticos que no haya recetado un médico.
¿Cuáles son los peligros de la automedicación?
Uno de los principales riesgos es el diagnóstico equivocado. Al tomar medicamentos por nuestra cuenta, podemos ocultar los síntomas reales de una enfermedad grave, lo que retrasa un tratamiento adecuado. Otro peligro es el uso incorrecto de la dosis, ya sea por tomar más cantidad de la necesaria o por combinar medicamentos que no deben mezclarse. Esto puede causar efectos secundarios graves o incluso intoxicaciones. Además, algunos medicamentos pueden interferir con otros tratamientos o condiciones médicas. También existe el riesgo de reacciones alérgicas a medicamentos que nunca antes se habían usado. Otro problema es la resistencia a los antibióticos, que se da cuando éstos se toman sin control, causando que en el futuro estos ya no sean eficaces para tratar infecciones por bacterias.
Consulta a tu médico.