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Hipogonadismo y obesidad en hombres.


Hipogonadismo y obesidad en hombres.

El hipogonadismo es una condición en la que el cuerpo masculino no produce suficiente testosterona, la principal hormona sexual del hombre. Esta hormona es clave para muchas funciones: regula la producción de esperma, mantiene la masa muscular, la fuerza ósea, la energía, el deseo sexual y también influye en el estado de ánimo. Cuando sus niveles bajan demasiado, aparecen síntomas que pueden afectar la salud física y emocional.

En los últimos años se ha estudiado con detalle cómo la obesidad influye en el desarrollo de hipogonadismo. La obesidad, especialmente cuando existe exceso de grasa abdominal, altera el funcionamiento de las glándulas y hormonas. El tejido graso produce sustancias inflamatorias y enzimas que convierten parte de la testosterona en estrógenos, que son hormonas típicamente femeninas. Como consecuencia, los niveles de testosterona en el hombre disminuyen y aparece un círculo vicioso: la baja testosterona favorece el aumento de peso y el exceso de grasa continúa reduciendo la hormona.

Los hombres con hipogonadismo asociado a la obesidad suelen presentar síntomas como cansancio, debilidad, pérdida de fuerza muscular, disminución de la libido (deseo sexual), disfunción eréctil, cambios en el estado de ánimo y en algunos casos infertilidad. También pueden desarrollar más grasa corporal, sobre todo en el abdomen, y pérdida de vello corporal. Estos signos, al ser progresivos, a veces pasan desapercibidos o se confunden con el envejecimiento normal.

El diagnóstico de hipogonadismo se realiza con estudios de sangre que miden los niveles de testosterona, preferentemente por la mañana, cuando son más altos. El médico también puede solicitar otras pruebas para evaluar la función de los testículos y de la hipófisis, la glándula del cerebro que regula la producción de hormonas sexuales.

El tratamiento depende de la causa y de la situación de cada paciente. En muchos hombres, perder peso y adoptar un estilo de vida saludable puede mejorar de manera notable los niveles de testosterona. La reducción de grasa abdominal, el ejercicio regular y una dieta equilibrada son medidas fundamentales. En casos donde la testosterona sigue baja a pesar de los cambios en el estilo de vida, el médico puede considerar la terapia de reemplazo con testosterona, siempre con vigilancia, ya que no todos los pacientes son candidatos a este tratamiento.

Los bajos niveles de testosterona están relacionados con mayor riesgo de síndrome metabólico, diabetes tipo 2, hipertensión y enfermedades cardiovasculares. Por ello, identificar y tratar a tiempo esta condición puede prevenir complicaciones a largo plazo.