Dormir bien para tener una presión arterial saludable.
Dormir bien no solo sirve para descansar y tener energía al día siguiente. El sueño también cumple un papel muy importante en la salud del corazón y en el control de la presión arterial. Cuando dormimos, el cuerpo entra en un estado de descanso en el que disminuyen el ritmo cardíaco y la presión de la sangre. Si ese descanso no ocurre o es insuficiente, la presión puede mantenerse elevada y aumentar el riesgo de hipertensión.
Diversos estudios han demostrado que dormir menos de seis horas por noche, o tener un sueño interrumpido, se asocia con un mayor riesgo de presión alta. Esto sucede porque el cuerpo produce más hormonas del estrés, como el cortisol y la adrenalina, que hacen que los vasos sanguíneos se contraigan y el corazón trabaje más. Con el tiempo, este efecto puede dañar las arterias y afectar la salud cardiovascular.
Además, la falta de sueño reparador influye en otros factores que también elevan la presión arterial, como el aumento de peso, el estrés, la ansiedad o los malos hábitos alimenticios. Dormir bien, en cambio, ayuda a regular el metabolismo, mejora el estado de ánimo y favorece el control de la glucosa y del colesterol.
Las personas con riesgo de hipertensión, o que ya la padecen, deben prestar especial atención a la calidad de su descanso. No basta con dormir muchas horas: es importante que el sueño sea profundo y continuo.
Algunos consejos para dormir mejor y cuidar la presión arterial:
- Mantén horarios regulares: acuéstate y levántate a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana.
- Evita el consumo de café, alcohol o tabaco antes de dormir. Estas sustancias alteran el sueño y pueden aumentar la presión.
- Crea un ambiente tranquilo: apaga las pantallas, atenúa la luz y procura que tu habitación esté ventilada y en silencio.
- Haz ejercicio durante el día, pero evita la actividad intensa justo antes de acostarte.
- No te vayas a dormir con hambre ni demasiado lleno. Opta por una cena ligera.
- Si te cuesta dormir, prueba con técnicas de relajación, respiración profunda o lectura tranquila.
Si a pesar de seguir estas recomendaciones sigues durmiendo mal, roncas mucho o te despiertas con sensación de cansancio, consulta a tu médico. En algunos casos, los trastornos del sueño, como la apnea, pueden estar relacionados con el aumento de la presión arterial.
