Dicen que hay dos tipos de mujeres, las que padecen estreñimiento y las mentirosas… y es que ser mujer es un factor de riesgo para este desorden digestivo, que es uno de los más comunes entre mujeres adultas.
El estreñimiento se caracteriza por un retraso o dificultad para evacuar los intestinos. Normalmente se debe a factores como el estrés, la alimentación baja en fibra, no tomar suficiente agua, la acción de algunos medicamentos, el sedentarismo; y en algunos casos el embarazo, la menopausia o no ir al baño en cuanto se siente la necesidad. Sin embargo, en ocasiones las causas del estreñimiento no son funcionales, sino orgánicas y resultan de una enfermedad, en cuyo caso es importante consultar al médico.
Se habla de estreñimiento cuando la frecuencia de evacuación es inferior a dos o tres veces por semana o cuando las heces son duras y deshidratadas y evacuar requiere de un esfuerzo importante. El estreñimiento es una afección que se presenta con mayor frecuencia en las mujeres, y que puede ser crónica u ocasional. Cuando es crónico es necesario visitar a un especialista para que descarte cualquier tema de salud.
Los motivos de que esto suceda en una frecuencia de 4 a 1 contra los varones son varios, entre los que podemos mencionar una predisposición biológica (factores hormonales, embarazos, etc.), un estilo de vida más sedentario y hábitos alimenticios deficientes. También pueden influir factores psicológicos, como la ansiedad o la depresión, o psicosociales, que se manifiestan por ejemplo anteponiendo las necesidades de los demás antes que las propias.
Por todo esto es muy importante prevenir, en lo posible, el estreñimiento, y en todo caso remediarlo, ya que además si permitimos que se prolongue por el tiempo suficiente puede generarnos problemas de salud, como las desagradables hemorroides.
Para prevenir el estreñimiento es recomendable:
Llevar una vida activa y hacer deporte con cierta regularidad.
Beber todos los días cuando menos 8 vasos de agua.
Comer verduras, frutas y otros alimentos que nos ayudan a regularizar la función intestinal (yogurt, cereal integral) al menos una vez al día.
Mantener una pauta horaria para acudir al baño, lo que ayudará a educar al intestino y regular el ritmo intestinal.
Nunca posponer el momento de ir al baño cuando sentimos necesidad.
Evitar las comidas fuera de casa.
Preferir los cereales integrales en vez de los refinados.
Preferir las frutas y verduras frescas en vez de los jugos.