El herpes labial, conocido coloquialmente como fuego labial, es una infección viral frecuente. Se trata de pequeñas ampollas llenas de líquido que, a menudo, se agrupan sobre los labios o alrededor de ellos. Una vez que se rompen, se forma una costra sobre la llaga que queda.
La infección es producto de ciertas cepas del virus del herpes simple. El virus del herpes simple de tipo 1 (VHS-1) generalmente provoca herpes labial. El virus del herpes simple de tipo 2 (VHS-2) generalmente causa el herpes genital. Sin embargo, cualquiera de los tipos puede provocar llagas en la zona facial o en los genitales. La mayoría de las personas que están infectadas con el virus que provoca el herpes labial nunca manifiestan signos y síntomas. Se sabe que alrededor del 90 por ciento de los adultos dan positivo en la prueba para detectar el virus que causa el herpes labial.
No existe cura para la infección por el virus del herpes simple, y las ampollas pueden volver a aparecer. La medicación antiviral ayuda a que se cure más rápidamente y a que reaparezca con menos frecuencia.
Un herpes labial generalmente atraviesa tres etapas:
- Hormigueo y picazón un día antes de que aparezca una pequeña mancha dura y dolorosa y salga la ampolla.
- Ampollas que aparecen a lo largo del borde exterior de los labios, y en menos casos alrededor de la nariz o en las mejillas.
- Exudado y costras.
Los niños menores de 5 años pueden tener herpes labial dentro de la boca, y las lesiones frecuentemente se confunden con aftas. Las aftas solo afectan la membrana mucosa y no se deben al virus del herpes simple.
El herpes labial por lo general desaparece sin tratamiento, sin embargo, se recomienda acudir con el médico en casos como:
- Sistema inmunológico debilitado, por la razón que sea.
- Los síntomas no desaparecen después de dos semanas o cuando son muy graves y dolorosos.
- Las lesiones aparecen con demasiada frecuencia.