imagen del artículo Enfermedad de Perthes, esencial un diagnóstico y tratamiento oportuno

Enfermedad de Perthes, esencial un diagnóstico y tratamiento oportuno


La enfermedad de Legg-Calvé-Perthes, es una afección infantil que altera la articulación de la cadera. Se trata de un proceso complejo que debilita y afecta al crecimiento de la cabeza del fémur, la "bola" de la articulación esférica. Esta alteración suele comenzar con una pérdida temporal de riego sanguíneo, que da lugar a una serie de etapas que pueden durar varios años. Aunque difícil, la enfermedad de Perthes es tratable, y la mayoría de los niños se recuperan con efectos mínimos a largo plazo.

La causa exacta de la enfermedad de Perthes es desconocida. Suele afectar a niños de entre 4 y 10 años, y los niños son cinco veces más propensos que las niñas. Aunque puede afectar a ambas caderas, normalmente sólo afecta a una. Los factores de riesgo siguen sin estar claros, y no se ha visto relación con antecedentes familiares o lesiones.


La enfermedad de Perthes se desarrolla en cuatro fases. Inicialmente, el riego sanguíneo de la cabeza femoral se debilita, provocando la muerte de las células óseas (necrosis avascular). Esto debilita el hueso, provocando un aplanamiento o colapso gradual de la cabeza del fémur. A medida que el organismo intenta reparar el daño, comienza a formarse hueso nuevo, a menudo deforme e irregular. Finalmente, el hueso se remodela para recuperar su forma y resistencia originales. Todo este proceso puede durar de dos a cinco años.

Los primeros signos de la enfermedad de Perthes pueden ser sutiles. Una ligera cojera, dolor en la cadera, la ingle o el muslo y una reducción de la amplitud de movimiento de la articulación de la cadera pueden ser los primeros indicadores. A medida que la enfermedad progresa, la cojera puede hacerse más pronunciada y el dolor intensificarse. También puede aparecer dificultad para caminar, correr o subir escaleras.


El diagnóstico precoz es crucial para obtener mejores resultados en el tratamiento. Las radiografías pueden revelar los cambios iniciales en la articulación de la cadera. Una resonancia magnética proporciona imágenes detalladas del hueso y los tejidos blandos. Las opciones de tratamiento dependen de la edad del niño, la gravedad de la afección y la fase de progresión.

También te puede interesar