Mantenernos saludables es un importante deber que tenemos con nosotros mismos. La salud es fundamental para tener éxito en todos los aspectos de nuestra vida, así que es una obligación cuidar y procurar esta. Recordemos que la salud no solo es la ausencia de la enfermedad, sino que es lograr un perfecto equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu; obtener esa armonía no es responsabilidad de nadie más que de nosotros mismos. Es muy cierto que ningún bien material se compara con la riqueza de un ser humano saludable, por lo que deberíamos tomar conciencia de la importancia de la salud.
Nuestro cuerpo es una majestuosa máquina, en la cual todos sus componentes trabajan en equipo, y cada órgano coopera y trabaja para los demás. Por ejemplo, el corazón bombea sangre purificada y la envía a todo el cuerpo, la sangre circula y oxigena al organismo, y así cada órgano interactúa y coopera para que todo nuestro ser funcione adecuadamente.
Así que debemos ayudarlo para que pueda realizar correctamente su trabajo; existen maneras muy sencillas de lograr esto, por ejemplo:
- Alimentarnos sanamente, lo más variado posible, limitar la comida chatarra y el alcohol. Comer saludablemente permite disminuir los riesgos de algunas enfermedades crónicas relacionadas con la alimentación. Además viviremos mejor y con una mayor calidad de vida por medio de una nutrición adecuada y balanceada. Llevar una vida agitada no es una excusa para no alimentarse correctamente, procuremos variar nuestra alimentación, comamos despacio, prefiramos las frutas, las verduras y las legumbres sobre las frituras, y bebamos suficiente agua.
- Hacer deporte o alguna actividad física cotidianamente. El realizar ejercicio de manera regular, por lo menos 30 minutos al día, no solo nos ayuda a mejorar y a mantener una buena salud, sino que permitirá tener una mayor disposición para enfrentar el ritmo frenético de las labores diarias.
- Eliminar nuestros hábitos tóxicos, como el tabaquismo, el consumo de drogas o la automedicación. De igual manera, es mejor no desvelarnos y encontrar formas saludables para manejar el estrés.
Una buena imagen siempre se encuentra asociada con eficiencia, y ésta se relaciona automáticamente con calidad, seriedad y poder. No olvidemos que el primer análisis que hacemos de una persona desconocida es a partir de su apariencia, por ese motivo, cuidar y procurar nuestra salud también favorecerá nuestra imagen.
Somos consecuencia de una serie de circunstancias, y nuestra apariencia es una forma de exteriorizar lo que llevamos dentro. Nuestra imagen afecta la forma en cómo somos percibidos por otras personas, pero también por nosotros mismos; recordemos que no podemos dar aquello con lo que no contamos, así que, si tenemos una buena salud, ésta automáticamente se reflejará en nuestro aspecto exterior. Cuando nos sentimos bien, nos vemos bien. De ahora en adelante comencemos a preocuparnos y a ocuparnos por nuestro bienestar integral, no sólo por cómo nos vemos.
